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La reinvención 
de las metrópolis

Cada vez más personas se emigran a las ciudades. Alemania se prepara con ideas inteligentes para esa gran transformación.

30.09.2016

El siglo XXI está considerado el siglo 
de las ciudades. Nunca antes tantos seres humanos vivieron en centros urbanos. Y la tendencia continúa. Las ciudades, sin embargo, devoran en su actual forma ingentes recursos y no son soste­nibles ecológicamente. Las dimensiones con las que cuentan los expertos impresionan. De los 7000 millones de seres humanos que habitan el planeta, entre 2000 y 3000 millones se mudarán a ciudades en las siguientes décadas. Ha comenzado el mayor movimiento migratorio en la historia de la humanidad. La tendencia mundial fue descrita por el Consejo Cien­tífico Consultivo del Gobierno Federal ‘Cambios Ambientales Globales (WBGU) en su más reciente informe pericial para el Gobierno alemán y vale también para Alemania. También en Alemania se registra una continua migración del campo a las ciudades. Hoy, aproximadamente el 75 por ciento de los aproximadamente 81,5 millones de habitantes vive en regiones de alta y media densidad de población. En Alemania hay 76 grandes ciudades con más de 100.000 habitantes. Particularmente ciudades como Berlín y Fránc­fort del Meno han crecido desde comienzos de este siglo tan clara como continuamente. “Los alemanes se mudan a las ciudades, donde los caminos son más cortos; las posibilidades, mayores y las ofertas, más variadas y donde –muy importante– es más fácil armonizar la familia y el trabajo”: así describe la tendencia el periódico Frankfurter Allgemeine Zeitung. Alemania está considerado un modelo de país marcado por ciudades. Expertos ven en el renacimiento de la ciudad un proceso continuado que trae crecimiento e innovación, pronosticando para el 2030 un crecimiento del número de habitantes de las grandes ciudades, con considerables consecuencias para los alquileres, los precios de los inmuebles, la movilidad en el centro urbano y la infraestructura.

Desde hace algunos, la “ciudad inteligente” digital es la visión de futuro del desarrollo urbano futuro y da alas a la fantasía de los urbanistas de todos los continentes. Gracias a la técnica de la información y la comunicación (TIC). En la “ciudad inteligente”, los flujos de mercadería y tráfico son dirigidos más eficientemente y con menos consumo de energía.

Cuando echan una mirada al futuro, los urbanistas tienen la visión de un desarrollo urbano ideal con muchos pequeños centros en lugar de uno gigantesco. En la “ciudad policéntrica”, como la llaman los urbanistas, la industria vuelve al espacio urbano, pero en una nueva forma postindustrial: con fábricas que no emiten ni ruidos ni gases tóxicos. Nuevos métodos de producción “inteligentes”, tales como las impresoras 3D, pueden iniciar incluso un renacimiento de la “mezcla de Kreuzberg”, un modelo muy difundido en el siglo XIX, con viviendas y fábricas en un solo complejo edilicio. “La descentralización de la generación de energías renovables, la economía circular y la economía digital posibilitan una reducción de la densidad urbana”, dice el presidente del WBGU, profesor Hans Joachim Schelln­huber, del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático, y remite a ejemplos en los que ya se constata una disminución de la densidad: “La integración policéntrica en regiones como la nueva Cuenca del Ruhr o el Área de la Bahía de San Francisco puede ser un modelo para la urbanidad del futuro”.

El factor central para la transformación de la relación entre la ciudad y el campo es en Alemania –como ya desde los comienzos de la industrialización– el éxodo de la población joven a los lugares de trabajo en las regiones urbanas, donde se hallan las mayores posibilidades de desarrollo y despliegue personal. Particularmente el grupo etario de 18 a 24 años está dispuesto a mudarse a las ciudades. Ese proceso migratorio continuará en Alemania, sobre todo en los estados del este (ex RDA).

Los ganadores de ese proceso son particularmente 
las conurbaciones de las grandes ciudades y regiones metropolitanas. La población del campo envejece en promedio, la de la ciudad es cada vez más joven. Demógrafos pronostican para Alemania una disminución del número de habitantes del 0,7 por ciento en total hasta el año 2030. Para grandes ciudades, como Berlín y Hamburgo, prevén, sin embargo, un crecimiento de hasta un 10 por ciento. También crecerá muy probablemente el número de habitantes de las ciudades económicamente fuertes de los estados federados de Baviera y Baden-Wurtemberg, en el sur del país, con sus numerosas potentes “ciudades medias”.

La transformación tecnológica de las aglomeraciones urbanas en “ciudades inteligentes” no es, sin embargo, un sobreentendido. Si efectivamente en los próximos diez años otros 700 millones de seres humanos emigran a las ciudades, en muchas puede colapsar la infraestructura. La asesoría de empresas McKinsey estima que las metrópolis deben multiplicar por dos hasta el año 2025 sus inversiones anuales en sistemas energéticos, abastecimiento de agua, evacuación de aguas residuales y transporte urbano. Esas inversiones fueron en 2013 de 10.000 mil millones de dólares.

No obstante, los investigadores del desarrollo urbano subrayan que la necesaria transformación no debe ser abordada solo técnicamente. Martin zur Nedden, director ejecutivo del Instituto Alemán de Urbanística (DIFU), Berlín, estima que las ciudades alemanas se verán confrontadas en los próximos años con cuatro grandes desafíos: el cambio climático y la necesaria adaptación a este, la transformación demográfica de una población que envejece, las tendencias a la segregación social y la implementación de una mayor participación de los ciudadanos. Y subraya que “elementos de la economía compartida y la participación ciudadana formarán parte de la ciudad del futuro”. Además trae a la memoria el “modelo de la ciudad europea”, que debería tenerse en cuenta también para el desarrollo futuro. Sus elementos centrales son, dice zur Nedden: su historicidad, la esperanza de emancipación, la vida urbana, la calidad arquitectónica y la ciudad planeada.

En la encrucijada hacia una “nueva ciudad”, Armin Grunwald, experto en evaluación de los efectos de la tecnología, advierte también de una excesiva orientación técnica. En el foco de la ciudad del futuro deben hallarse imprescindiblemente sus habitantes, agrega. Cuestiones que exigen una respuesta, según Grunwald, son la relación entre la ciudad y la naturaleza, la sostenibilidad, la exclusión e inclusión sociales, la urbanidad cultural y la relación entre el ser humano y 
la técnica. Grunwald recomienda aplicar la idea del “codiseño”: “la técnica no debe planear para el ser humano, sino junto con él”.

Qué significa “codiseño” puede experimentarse, por ejemplo, en Wuppertal (Renania del Norte-Westfalia). Allí, el Instituto de Wuppertal de Investigación sobre el Clima y la Energía realiza aportes científicos concretos al tema de la “transformación urbana” en las nuevas formas de transporte. Con nuevas tecnologías, tales como vehículos autónomos, coches compartidos y 
un billete ciudadano para el autobús y el tranvía, Uwe Schneidewind, director del instituto, cree que es 
posible “reducir a largo plazo la propiedad de automóviles en Wuppertal a una décima parte del parque actual”. El espacio urbano se transformaría en ese 
caso profundamente.

Pero quizás la digitalización nos depare una sorpresa más. Primeros indicios indican que en caso de una 
mejor conexión a Internet y la ampliación de la correspondiente economía en la web con “modelos 
de negocios independientes del lugar”, el área rural podría ganar puntos, debido a su proximidad a la 
naturaleza. Algo similar sucedió ya en los años 1960, en los que la popularización del automóvil aumentó el atractivo de las áreas rurales. No puede excluirse que la banda ancha haga que jóvenes de la “generación internet” opten por vivir en áreas rurales. El 
desarrollo tecnológico puede llevarnos por sendas inesperadas. ▪