Así ayuda la IA a ser más creativo
Ya sea en el cine, el arte o la música, la IA se está convirtiendo en la nueva musa en muchos ámbitos. Estos tres ejemplos muestran cómo no sustituye la creatividad, sino que la amplía.
Aunque la IA lleva tiempo funcionando a un nivel que inquieta incluso a los creativos, si se utiliza correctamente, no se convierte en una competencia, sino en un impulsor de nuevas ideas.
Cine: grandes historias, pequeño presupuesto
En el estudio de Babelsberg, una actriz se encuentra rodeada por 42 cámaras. Un breve instante y nace su gemela digital. La empresa alemana Volucap trabaja aquí en el futuro de la producción cinematográfica con inteligencia artificial. Desde 2018, opera un “estudio volumétrico” en el tradicional estudio de Babelsberg. En una sala cilíndrica, 42 cámaras de alta resolución perimetrales filman a los actores desde todos los ángulos, permitiendo crear así una imagen tridimensional detallada.
Esta imagen en 3D se puede integrar en cualquier escena de película con ayuda de la IA; la luz, la perspectiva de la cámara y el fondo se pueden ajustar posteriormente de forma flexible. La propia Volucap ve en ello un potencial para democratizar la industria cinematográfica. “Si puedo prescindir de un departamento de efectos visuales, porque puedo crear sofisticados efectos simplemente mediante introducción de texto, entonces, como pequeña productora, puedo contar historias mucho más grandes, sin necesidad de un presupuesto enorme”, afirma Sven Bliedung von der Heide, director general de Volucap.
Arte: la IA como musa digital
El artista polaco Roman Lipski, afincado en Berlín, ha entrenado una IA con su obra. Esta analiza el uso del color, la composición, el contraste y la textura. El propio Lipski describe la herramienta como su “musa artificial”, que, al igual que las musas clásicas, le inspira nuevas ideas. Este artista, que también aborda el tema de la computación cuántica en una instalación de vídeo actual (Quantum Babylon), valora los impulsos creativos que emanan de su musa de IA: “La belleza del uso de la IA como herramienta artística radica en la sorpresa constante que conlleva. Es un proceso continuo, no un intercambio único. La IA respalda una mentalidad abierta y creativa y me ayuda a utilizar mi imaginación y a mejorar mis habilidades humanas. Lo importante es que la IA no me sustituye, sino que apoya mi creatividad”.
Música: la melodía que aprende
Cuando en el Conservatorio de Música de Núremberg (HfM) suenan tambores y pianos por sí solos, no hay ninguna mano fantasmal detrás, sino inteligencia artificial. Aquí, las científicas y los científicos investigan cómo los seres humanos y las máquinas pueden hacer música juntos. Para ello se utilizan sistemas de percusión controlados por robots y pianos de cola híbridos digitales-analógicos que reaccionan en tiempo real a la interpretación humana y desarrollan sus propias ideas sonoras. Los niños también experimentan en talleres con herramientas generativas de IA y aprenden a componer historias a partir de sonidos. “La creatividad artificial no busca simular la creatividad humana, sino lo genuinamente mecánico que produce algo nuevo”, afirma Sebastian Trump, profesor de Creatividad Artificial e Interacción Musical en el conservatorio.