Cómo el Design Thinking está transformando el mundo laboral
Inspirado en la Bauhaus, desarrollado en Stanford y consolidado en Alemania: El Design Thinking brinda espacio para una innovación real.
Nuestro día a día ya es plenamente digital: Nos comunicamos a nivel global en cuestión de segundos, usamos apps para movernos y dejamos que la inteligencia artificial nos proponga recetas. Pero el mundo laboral sigue funcionando muchas veces con lógicas de la era industrial: jerarquías rígidas, departamentos estancos y escaso margen para pensar en equipo. ¿Cómo pueden adaptarse empresas y empleados a un mundo tan interconectado como el de hoy? Una posible respuesta la ofrece la metodología creativa del Design Thinking.
¿Qué es el Design Thinking?
“La transformación digital exige capacidad para reaccionar con rapidez a los cambios y participar activamente en ellos”, afirma Uli Weinberg, exdirector de la School of Design Thinking del Hasso-Plattner-Institut (HPI) en Potsdam y fundador de la Global Design Thinking Alliance. “El Design Thinking pone a nuestro alcance la caja de herramientas adecuada: los equipos aprenden a adaptarse a nuevas situaciones, a combinar puntos de vista y a convertir ideas en soluciones en tiempo récord.”
¿De dónde viene el Design Thinking?
El concepto surgió en los años noventa en la Universidad de Stanford, en Estados Unidos. Siguiendo la inspiración de la Bauhaus, el diseñador David Kelley juntó a perfiles muy distintos para resolver problemas de forma conjunta. Sus ideas llegaron a Alemania de la mano de Weinberg: En 2007 fundó en el Hasso-Plattner-Institut la primera “School of Design Thinking” de Europa.
¿Cómo fomenta el Design Thinking la creatividad?
La creatividad surge al ponerse en marcha. En el Design Thinking, lo central no es el chispazo de genialidad, sino el trabajo en equipo: personas de distintas disciplinas generan ideas en espacios abiertos, las plasman en pizarras, crean prototipos y los ponen a prueba de inmediato. Se trata de un proceso iterativo – cada feedback conduce a una nueva versión. Así, una idea va convirtiéndose poco a poco en una innovación.
¿Cómo aplican las empresas alemanas el Design Thinking?
Bosch ha reestructurado su organización aplicando Design Thinking. El gigante tecnológico conectó áreas de negocio que antes trabajaban por separado y unió equipos que apenas se relacionaban entre sí. “Los equipos de tecnología médica se dieron cuenta de que en la India, por motivos económicos, los dentistas utilizaban taladros pensados para trabajos manuales. Eso les inspiró para crear nuevos productos”, explica Weinberg. También internamente cambiaron muchas cosas: “Se adaptaron los modelos de bonificación para premiar el trabajo en equipo, lo que provocó un cambio cultural y aceleró la innovación.”
¿Dónde más podría aplicarse el Design Thinking?
Según Weinberg, los principios del Design Thinking deberían aplicarse mucho más también en las aulas y universidades, así como en los grandes retos sociales o la modernización de las estructuras del Estado. “Singapur es un buen ejemplo de cómo puede lograrse”, afirma Weinberg. “Allí llevan años aplicando el Design Thinking en los ministerios para transformar la administración con un enfoque centrado en el ciudadano”, señala Weinberg. Así, las instituciones pueden desarrollar servicios digitales con mayor rapidez y adaptar los trámites públicos de forma más precisa a las necesidades reales de la población.