"Una cuestión de voluntad política"
Kira Vinke analiza las graves consecuencias del cambio climático para la población mundial y aboga por una actuación rápida.
Kira Vinke da voz a las personas a las que las sequías, las inundaciones o las tormentas les arrebatan su tierra natal. En su libro "Nómadas de las tormentas", la científica explica cómo la crisis climática está destruyendo modos de vida y las medidas que deben tomarse ahora. Vinke es directora del Centro para el Clima y Política Exterior del Consejo Alemán de Política Exterior (DGAP) y es, entre otras cosas, copresidenta del consejo asesor del Gobierno Federal sobre Prevención Civil de Crisis y Consolidación de la Paz y miembro del consejo asesor de la Academia Federal de Política de Seguridad.
Dra. Vinke, ¿cómo afecta hoy y en el futuro el cambio climático a la seguridad de las personas?
El cambio climático afecta a la seguridad alimentaria o al abastecimiento de agua y, por tanto, puede destruir los medios de subsistencia de la población. Además, cuando una región sufre una sequía, por ejemplo, los conflictos de intereses pueden derivar en conflictos violentos. Por eso, el cambio climático también favorece los estallidos de violencia. Los fenómenos meteorológicos extremos y los conflictos están obligando ya a las poblaciones a emigrar en muchas regiones del mundo.
Usted llama "nómadas de las tormentas" a las personas que se ven obligadas a abandonar su tierra natal a causa del cambio climático. ¿A qué se refiere con esto?
Para mí, este término representa, por un lado, el desamparo de las personas desplazadas por ejemplo a causa de inundaciones. Al mismo tiempo, luchan por ellos mismos y por el futuro de sus familias. El término "nómadas de las tormentas" pretende poner en primer plano la dignidad de estas personas que no sólo son víctimas de graves consecuencias climáticas, sino que también se enfrentan con todas sus fuerzas al poder destructivo de la naturaleza.
Los seres humanos deberían ocupar un lugar más destacado en el debate sobre la crisis climática. Y es que esta crisis no es un problema estrictamente medioambiental al que pudiéramos adaptarnos así como así. Por eso necesitamos aún más gente que nos hable de sus experiencias. Esto incluye, entre otros, a los que perdieron sus casas y hogares en el valle del Ahr, en Alemania, durante las catastróficas inundaciones del verano de 2021. Se les debería escuchar más.
¿Qué papel puede desempeñar la política exterior climática para paliar las consecuencias del cambio climático global?
Considero importante, por ejemplo, integrar el tema de la migración en la nueva estrategia de política exterior climática del gobierno federal alemán. Hay que tratar de preservar los medios de subsistencia y reducir así también los riesgos para la seguridad. La política exterior debe incluir la migración por causas climáticas en la agenda internacional para proteger a las personas en todo el mundo.
Se trata un problema causado por el hombre y, por lo tanto, somos nosotros, las personas, quienes podemos resolverlo.
¿Qué le hace tener esperanza a pesar de todas las terribles noticias sobre la crisis climática?
Aún tenemos muchas herramientas en nuestras manos. Ante todo, podemos reducir las emisiones. Se trata un problema causado por el hombre y, por lo tanto, somos nosotros, las personas, quienes podemos resolverlo. Precisamente los países industrializados como Alemania reúnen las mejores condiciones para reducir rápidamente las emisiones. Se trata de una cuestión de voluntad política y social. A la vista de las graves consecuencias del cambio climático, la concienciación de actuar rápido crecerá forzosamente.
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