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Europa elige su futuro

Las elecciones al Parlamento Europeo de mayo de 2019 deciden sobre el rumbo que tomará Europa. Hay mucho en juego.

16.11.2018
Unos 400 millones de ciudadanos de la UE están llamados a votar en los 27 países miembros.
Unos 400 millones de ciudadanos de la UE están llamados a votar en los 27 países © dpa

Cuando, en mayo de 2019, se cuenten los votos para la elección de los eurodiputados, mucho puede cambiar. Una cuestión decisiva es si prevalecerán las posiciones proeuropeas o si los estados de ánimo y las tendencias de las recientes elecciones nacionales continuarán también en las elecciones para el Parlamento Europeo. Esto último tendría como consecuencia que los partidos de centro podrían perder votos, mientras que los nacionalistas y populistas de derecha ganarían terreno. Las elecciones podrían ser reinterpretadas como una votación a favor o en contra del proyecto europeo: las importantes funciones del Parlamento Europeo como órgano legislativo y de control quedarían relegadas a un segundo plano. Las competencias del Parlamento Europeo como parte de los órganos de la UE han venido siendo continuamente ampliadas desde 1979. Hoy, el Parlamento Europeo es un colegislador, dispone de potestades presupuestarias y ejerce el control democrático sobre todas las instituciones de la UE.

Europa vota

Entre el 23 y el 26 de mayo de 2019, unos 400 millones de ciudadanos de la UE están llamados a votar en los 27 países miembros. En las últimas elecciones (2014), votó el 42,6%, incluidos los británicos, que enviaron a 73 de los 751 parlamentarios actuales. Después del “brexit”, Gran Bretaña ya no participará en las elecciones.

En 2019, los expertos cuentan con una mayor movilización del electorado. Una razón de ello es, además del carácter decisivo de estas elecciones para el futuro de Europa, la positiva imagen del Parlamento Europeo. Según el último Eurobarómetro del PE (primavera de 2018), el 47 por ciento de los ciudadanos de la UE desea que el Parlamento desempeñe un “papel más importante” en el futuro. Ese deseo es más pronunciado incluso entre los jóvenes de 25 a 39 años de los 27 países de la UE (49 por ciento).

Desde el otoño de 2018, el Parlamento ­Europeo promueve el compromiso democrático en las elecciones europeas con la campaña de co­municación suprapartidaria “thistimeimvoting” (Esta vez voto)”, en que se apela a la participación del electorado, independientemente de todo partido político e ideología. El llamamiento de la campaña dice: “Como europeos nos enfrentamos a muchos desafíos: migraciones, cambio climático, desempleo juvenil, protección de los datos personales... Vivimos en un mundo cada vez más globalizado y ­competitivo. Además, el brexit ha demostrado que la UE no es un proyecto irrevocable.

Y, aunque la mayoría de nosotros demos la democracia por descontada, lo cierto es que cada vez está más amenazada.” En numerosas ciudades europeas se celebrarán en los próximos meses actos bajo el lema “thistimeimvoting”, en los que podrán participar activamente voluntarios y simpatizantes.

Diversos escenarios imaginables

Acerca del posible resultado de las elecciones hay actualmente muchas especulaciones y pocas certezas. El próximo Parlamento Europeo podría ser el más escéptico desde 1979 en relación con los esfuerzos de integración de la UE. Una pérdida de muchos votos de las dos grandes familias de partidos puede tener como consecuencia el fin de la coalición informal entre los bloques Partido Popular Europeo (PPE) y Alianza de Socialistas y Demócratas (S&D), que han determinado hasta ahora las estructuras y los procesos en el Parlamento. Actualmente, ambos grupos suman 412 de los 751 escaños. Si perdieran la mayoría absoluta después de las elecciones de 2019, se necesitarían nuevas coaliciones, lo que supondría una creciente influencia de los grupos parlamentarios más pequeños, tales como los Liberales y los Verdes. Una pérdida de poder de los dos grandes bloques en el Parlamento Europeo también podría complicar la elección del futuro presidente de la Comisión Europea.

Un tono más agudo en los debates

Como en la mayoría de las crisis, este posible cambio en las relaciones de poder podría ser una oportunidad para dar nueva forma al futuro. Las circunstancias podrían transformar aún más el carácter del Parlamento Europeo. Ya desde las elecciones de 2014, en las que los críticos de la UE habían ganado terreno, los debates y el tono de las discusiones se han agudizado. Las controversias en relación con Europa son hoy más ásperas que nunca. En el Parlamento Europeo han sido presentados ya prácticamente todos los argumentos a favor y en contra de la integración europea.

La presencia e importancia del Parlamento Europeo en la percepción de los ciudadanos podría cambiar en el futuro si también los partidarios de la UE expresaran sus conceptos y argumentos con mayor firmeza. Con demasiada frecuencia, en el debate europeo se siguen utilizando hasta hoy las viejas fórmulas y frases retóricas, que distraen en lugar de aumentar la atención.

La precampaña y las estrategias electorales de los partidos no permiten hasta ahora reconocer si se están aprovechando las oportunidades que también ofrecen las transformaciones en el escenario político europeo. El panorama está dominado por la polarización. Los socialdemócratas europeos se hallan bajo cierta presión, en tanto han perdido recientemente en sus filas a los jefes de Gobierno de Italia y Suecia. El PPE está desconcertado en relación con el primer ministro húngaro Viktor Orbán y su política, ya que Fidesz, el partido de Orbán, forma parte de la familia conservadora.

Por su parte, Emmanuel Macron, el presidente de Francia, aspira a crear un nuevo movimiento que abarque varios países de la UE. Ese movimiento, que está inspirado y toma como referencia la campaña de Macron para las elecciones presidenciales francesas (En Marche), competiría con los bloques PPE y S&D. El presidente francés también quiere marcar el tono básico de la campaña electoral, que sitúa en el conflicto entre “europeos” y “nacionalistas”. Macron quiere liderar el campo de los “europeos”, como lo hizo contra el Frente Nacional en Francia.

La UE protege al Estado nacional

En un escenario prospectivo positivo, el próximo Parlamento Europeo podría pasar a representar para los votantes más un lugar de debate, en el que se reflejen las posiciones políticas, la diversidad de opiniones y el apoyo a una mayor integración o su rechazo. Actualmente, el Parlamento Europeo se ve a sí mismo principalmente como representante de la idea de Europa frente a los intereses particulares de los Estados miembros. En el futuro podría presentarse, sobre todo, como voz de los ciudadanos europeos en la UE y asumir más decididamente su papel de control del Ejecutivo europeo.

Los Gobiernos de los Estados miembros deben defender a la UE contra las críticos que tildan la integración de intento de creación de un superestado tecnocrático y de pulpo antidemocrático que priva a los Estados nacionales de su capacidad soberana de actuar. En realidad, la UE protege tanto la soberanía como la identidad de sus miembros mediante el valor añadido que supone la capacidad de acción compartida.

© www.deutschland.de

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