En defensa del bosque
La sequía y los escolítidos o barrenillos causan grandes daños en los bosques alemanes. Especialmente afectados se hallan los bosques de abetos. ¿Qué se puede hacer?
Alemania es uno de los países de la Unión Europea con más bosques. Alrededor de 11,4 millones de hectáreas, casi un tercio de la superficie del país, están cubiertas de bosques. Estos están compuestos por un 56% de coníferas y un 44% de árboles caducifolios.
¿Cómo le va al bosque alemán?
Al bosque alemán le va mal. Hoy no sufre tanto por la contaminación atmosférica, como ocurrió durante la primera crisis de los bosques en los años 80, sino sobre todo por las sequías, las tormentas y las plagas. Los árboles de más de 300.000 hectáreas de bosque están dañados y deben ser replantados. Especialmente afectados se hallan los bosques en el Macizo del Harz.
¿Qué afecta tanto al bosque?
Debido a los veranos extremadamente calurosos y la escasez de lluvias de los últimos años, muchos árboles se han debilitado. Por ello, cuando hay fuertes tormentas, muchos son derribados: condiciones ideales para que se multipliquen los escarabajos escolítidos o barrenillos. La región del Harz se ve especialmente afectada, porque allí el 80 % de los árboles son abetos y algunos barrenillos atacan solo a abetos.
¿Cómo se ha llegado a tales extremos?
El problema es, en parte, obra del ser humano. En el Macizo del Harz, por ejemplo, el bosque mixto original fue talado para plantar abetos, de rápido crecimiento, destinados a la construcción y el uso como madera, dos sectores en expansión después de las guerras mundiales. En realidad, los abetos crecen más allá de los 700 metros de altura. A menor altitud, prosperarían mejor las hayas. Pero incluso estas son ahora atacadas por los barrenillos.
¿Hay una solución?
En el bosques del Harz se deja al bosque dañado en gran medida a su suerte, con la esperanza de que los troncos desnudos sirvan de fuente de alimento para hongos o insectos; aves, tales como los pájaros carpinteros, utilicen los troncos de los árboles muertos para hacer sus nidos; los linces y los gatos monteses escondan a sus crías en la madera y, finalmente, vuelva a surgir un bosque mixto natural. Pero ello lleva mucho tiempo y para los visitantes del Parque Nacional del Harz es un cuadro al que cuesta acostumbrarse.
¿Cuál es la alternativa?
Una alternativa sería talar los árboles enfermos y reforestar los bosques con especies más resistentes. El Gobierno alemán y los estados federados han destinado 1.500 millones de euros a ese fin. El dinero irá para la reforestación y la adaptación de los bosques al cambio climático, y parte de él también para la investigación forestal. Sin embargo, los expertos no se ponen de acuerdo sobre cómo debe llevarse a cabo la “conversión de los bosques”. No será posible solo con especies arbóreas autóctonas. Pero las discusiones ya comienzan con el abeto de Douglas. Aunque los propietarios de bosques aprecian esa robusta conífera procedente de Norteamérica, los conservacionistas temen que pueda desplazar a los árboles autóctonos. En todo caso, el camino hacia un bosque sano significará renunciar a las coníferas como única especie y optar por bosques mixtos, para que los bosques sean más resistentes al cambio climático.