“Prácticamente todo está contemplado en nuestra Ley Fundamental”

Señora Verheyen, ¿hubo algún momento decisivo que marcó su dedicación a la protección climática?

Sí, en efecto, hace 22 años. Acababa de empezar a cursar la carrera de Derecho y consulté el primer informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). Por aquel entonces, empecé a pensar que estábamos llevando a cabo un experimento irresponsable con nuestro planeta. 

¿Y cree usted que estudiar derecho fue la vía adecuada para hacer algo al respecto?

Sí, porque nuestra forma de tratar a la naturaleza es contraria a todo sentido de la justicia. Con el tiempo, mi percepción de entonces se ha ido consolidando cada vez más. El derecho está para proteger los derechos humanos individuales y colectivos, pero también para proteger el medio ambiente, porque dependemos de él y porque no estamos solos en este planeta.

Desde 2015, usted representa al agricultor peruano Saúl Luciano Lliuya en una demanda interpuesta contra la empresa energética RWE por ser una de las mayores emisoras de gases de efecto invernadero. Lliuya vive en un pueblo situado al pie de un lago de montaña. El retroceso de los glaciares amenaza con el desprendimiento de bloques de hielo y rocas en el lago, que provocarían una ola gigante. ¿Qué le impulsó a aceptar este caso?

Antes de convertirme en abogada, trabajé activamente en la diplomacia climática, asesorando a organizaciones no gubernamentales y a Estados. Ya entonces, resultaba evidente que el cambio climático iba a afectar sobre todo aquellos que menos gases perjudiciales para el clima emitían. De ello se deriva una responsabilidad histórica, hoy se habla de “climate justice”. Cuando se presentó la oportunidad de hablar con una persona directamente afectada, no lo dudé un segundo.

Usted ha comprobado por sí misma la situación en el pueblo de montaña peruano.

Sí. No disponen ni de los medios para protegerse de las consecuencias del cambio climático ni del arraigo institucional para la prevención de catástrofes, por ejemplo. Por eso, no dudé en aceptar este caso. En aquel momento no tenía ni idea de a dónde conduciría este proceso, ni de que continuaría a día de hoy. 

Pero este no es el único de sus procesos que ha acaparado mucha atención. En 2021, usted consiguió que el Tribunal Constitucional Federal declarara inconstitucionales partes de la Ley alemana de Protección del Clima. ¿Qué significa esta sentencia para usted?

Tanto para mí, personalmente, como internacionalmente, esta decisión fue muy relevante. Sigue impulsando muchos debates jurídicos. Lamentablemente, la aplicación en el ámbito jurídico y también por parte de los tribunales nacionales ha sido hasta ahora insuficiente. Por ejemplo, inmediatamente después argumenté que la carga de la prueba se invierte en el caso de proyectos generadores de altas emisiones, debido a la importancia constitucional de la protección del clima. Es decir: los emisores son quienes deben demostrar que los objetivos climáticos aún pueden cumplirse. Por desgracia, este punto de vista ha sido rechazado en varias instancias.

¿Habría que cambiar la propia Ley Fundamental?

La Ley Fundamental ya establece la obligación de proteger el clima. Al mismo tiempo, el legislador tiene margen para actuar. Esto también es lo correcto porque refleja la separación de poderes y contempla el hecho de que no se puede recoger todo detalladamente en la Ley Fundamental. Siempre soy prudente a la hora de introducir modificaciones en la Ley Fundamental. Prácticamente todo está contemplado en nuestra Ley Fundamental. Es un buen sistema que debemos administrar con cuidado. Pero tal vez la Ley Fundamental también deba hacer frente a la realidad de que fue creada en un mundo aún relativamente poco poblado.

Entonces, ¿sí que es necesario un cambio?

Debemos plantearnos la siguiente pregunta: ¿De verdad no existen límites a la actuación de los seres humanos? ¿Podrían tenerse en cuenta los límites del planeta, reconocidos científicamente desde hace mucho tiempo? Porque si no lo hacemos, en algún momento ya no existirá ninguna base para el ejercicio de los derechos humanos.

¿Es éste un debate que le gustaría entablar en el 75 aniversario de la Ley Fundamental?

Este aniversario es sin duda un motivo de celebración, pero también es una ocasión para el debate. También es mi deseo que se recuerde más enérgicamente que también tenemos una constitución europea general: la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE . En primer lugar, deberíamos celebrarla tanto como la Ley Fundamental y, en segundo lugar, deberíamos aplicarla en mayor medida.

En su trabajo, usted tiene que tratar con poderosos adversarios, como corporaciones globales o gobiernos. ¿Hace falta para ello un coraje especial?

No me considero especialmente valiente. Aquí en Alemania vivo en un entorno seguro, nunca me he sentido amenazada. Este es un privilegio del que no gozan muchos colegas en otros países. 

Tal vez no necesite coraje, pero seguramente sí una gran resistencia a la frustración. ¿Qué le infunde esperanza?

Me siento esperanzada al ver a todos los jóvenes que se interesan por mi trabajo, que salen a la calle y desean realmente una transformación. Ellos hacen que me reafirme en mi idea de seguir adelante. Mirar a otro lado no es una alternativa.

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La Dra. Roda Verheyen, nacida en 1972, es abogada en Hamburgo y magistrada honoraria del Tribunal Constitucional de Hamburgo.