Donde el campo vive
Muchos alemanes sueñan con vivir en zonas rurales. Presentamos tres regiones que son atractivas por razones muy diferentes.
En Alemania, actualmente hay más personas que se trasladan de las ciudades al campo que a la inversa, al menos en el grupo de edad de 30 a 50 años. Te presentamos tres regiones muy diferentes.
Brandenburgo
El atractivo de Brandeburgo tiene una razón principal: Berlín. El estado federado rodea la capital alemana. En Berlín, los salarios son bastante bajos en comparación con otras grandes ciudades, es difícil encontrar pisos baratos en la mayor ciudad de Alemania y el costo de vida es elevado. Los alrededores de la ciudad son más tranquilos, más verdes y más baratos. La tendencia al teletrabajo en Alemania hace que el largo viaje al trabajo sea más soportable para muchos. Esto tiene consecuencias: los precios de las propiedades en los alrededores han subido recientemente mucho más que en la propia Berlín.
Wendland
Si la razón central para Brandeburgo es Berlín, la razón central para mudarse a Wendland es "verde y rural" y un poco de Hamburgo. Wendland equivale casi al escasamente poblado distrito de Lüchow-Dannenberg, a unos 100 kilómetros de Hamburgo. Quien se muda aquí recibe mucho verde, la oportunidad de estilos de vida sostenibles e innovadores, más espacio de vivienda por el dinero que en la ciudad, y menos estrés. En eventos, también en Hamburgo, la agencia Wendlandleben se anuncia desde hace tiempo agresivamente con un mal visto eslogan en Alemania: "Es provincia y es tuya".
Selva Negra
Vivir donde otros pasan las vacaciones: esa podría ser la razón para mudarse a la Selva Negra, una de las zonas vacacionales más populares de Alemania. Otra razón: aquí hay trabajo. Por el turismo, pero también porque la región, económicamente fuerte, ofrece muchos puestos de trabajo bien remunerados. Algunos de los muchos ejemplos: Tuttlingen es centro mundial de la tecnología médica. Oberkirch es la sede del líder mundial del mercado del papel térmico y de Todtnau-Geschwend proceden las máquinas con las que se fabrica uno de cada dos cepillos de dientes del mundo. El resultado: la Selva Negra es un lugar excelente para vivir y trabajar, pero no barato.
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