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500 años de la Reforma y la mirada desde afuera

Visitantes de todo el mundo llegan hasta el Castillo de Wartburg, cerca de Eisenach, y preguntan por la influencia de Martín Lutero sobre la sociedad alemana.

10.07.2017
© dpa - Wartburg, Eisenach

La senda de Lutero lleva desde el Castillo de Wartburg a través del bosque, cuesta abajo hacia Eisenach. En un día estival en junio, en el que 15 invitados de todo el mundo del Programa para Visitantes de la República Federal de Alemania siguen las huellas de Lutero, la lluvia hace ascender vapor de la tierra. Huele a musgo y corteza y del cerrado techo de hojas gotea agua. “Un lugar maravilloso para estar solo y meditar”, dice Abraham Mengesha Mitku, de Etiopía. El presidente del Sínodo Central de la Iglesia Evangélica Etíope Mekane Yesus es uno de los huéspedes que  visita el lugar donde Martín Lutero, a partir de mayo de 1521 y durante un año, tradujo en un pequeño cuarto la Biblia al alemán. 

Luther Path

“Es fascinante poder localizar a Lutero en el Castillo Wartburg, en su contexto histórico”, dice Marianne Wilson, coordinadora del Programa de la Reforma del Archivo Nacional de Gran Bretaña. Andar los caminos, experimentar los escenarios, ver el cuarto del Reformador: todo el grupo lo disfruta, pero no sin una distancia crítica.

“Una exposición equilibrada y honesta”

Ágnes Pángyánszky se interesa en el Castillo de Wartburg particularmente por la exposición especial “Lutero y los alemanes”. “¿Qué conocimientos se integran?, ¿cuáles son omitidos?, ¿qué interesa a los alemanes de su historia?, ¿cómo es puesta en escena?” quiere saber la pastora húngara, que ejerce la docencia en la Universidad Teológica Luterana de Budapest. Luego califica la muestra de equilibrada y honesta. “Tampoco falta la historia de la iglesia protestante durante el nacionalsocialismo”, agrega, impresionada también por la clara síntesis de la exposición. “Lutero fue un monje que creyó en algo y eso tuvo enormes consecuencias”, concluye.

De esas consecuencias se ocupa también Zhejun Yu, filósofo y estudioso de las religiones en la Universidad Fudan, de Shangái. Yu traduce la “La ética protestante y el 'espíritu' del capitalismo” al chino e investiga sobre religión y opinión pública. “Aquí experimento cuán conscientes son los alemanes sobre su relación ambivalente con la religión, más allá del aniversario de la Reforma”, dice. Por eso, lo que más le agrada son los puntos del programa relacionados con el diálogo interreligioso.

Traducción de la Biblia a los idiomas de Etiopía

Al sacerdote Marco Tulio Martínez Salazar le sorprende cuánto discuten los alemanes. Para él, se debe también a las profundas transformaciones sociales derivadas de la Reforma. El rector de la Universidad Landívar, de Guatemala, fundada en 1961 por jesuitas, dice que Lutero abrió la discusión sobre la fe, luego que la Iglesia Católica intentara hasta ese momento una especie de globalización de la fe. “Con su traducción de la Biblia, Lutero enseñó a cuestionar todo y a tener en cuenta también lo local. Eso es hoy muy moderno y me hace reflexionar”, dice.

Abraham Mengesha Mitku sigue en ese sentido los pasos de Lutero. En Etiopía aboga por la traducción de la Biblia a los idiomas locales más importantes del país. Por ello fue duramente criticado y se lo acusó de sembrar la discordia, en tanto apoyaba las diferentes identidades culturales e idiomáticas. “Para mí, lo que hago es consecuente con lo que enseñó Lutero: unidos bajo un mismo techo de la Iglesia, por motivos educativos es necesario abrir accesos regionales específicos a las Sagradas Escrituras”.

Conversación con Feridun Zaimoglu

Por la noche, los visitantes analizaron otra vez intensivamente la vida de Martín Lutero en su calidad de desterrado, durante una lectura con el escritor alemán Feridun Zaimoglu. Zaimoglu escribió una novela sobre la estadía de Lutero en el Castillo de Wartburg, que lleva el título de “Evangelio”. En la novela, Lutero es presentado como un ser humano con sentimientos y dolencias. A la lectura siguió una animada conversación sobre la historia y la ficción, la verdad y la mentira.  

Feridun Zaimoglu

Marianne Wilson quiere saber qué le responde el escritor a quienes piensan que la ficción histórica conduce a errores. Zaimoglu contesta que el mundo puede comprenderse mejor cuando una vida es relatada en forma de novela. Sonriendo, el historiador y archivero Thomas Şindilariu, de Rumania, le da la razón. “Lo seguro es solo el futuro, porque el pasado cambia constantemente”, dice y agradece a Zaimoglu por la lectura. Y concluye: “Usted me transmitió una visión más concentrada de Lutero”. 

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