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“Influir positivamente en el destino de mucha gente.”

Salud, asuntos humanitarios y derechos humanos: el embajador Michael von Ungern-Sternberg habla sobre las tareas de Alemania en la sede de la ONU en Ginebra.

26.03.2019
Reunión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra
Reunión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra © UN Photo/Jean-Marc Ferre

Ginebra es considerada el centro operativo de las Naciones Unidas. Embajador Michael von Ungern-Sternberg sobre la ­contribución de Alemania a las cuestiones actuales más apremiantes.

Botschafter Ungern-Sternberg
Michael von Ungern-Sternberg © Kay Nietfeld/dpa-Zentralbild/dpa

Sr. Embajador von Ungern-Sternberg, durante la Guerra Fría, Ginebra fue un célebre centro de reuniones secretas y de agentes, y escenario de grandes conversaciones de paz. ¿Qué representa la ciudad hoy en día?

La oficina de las Naciones Unidas es mucho más difícil de describir que la de Nueva York. Allí la ONU tiene estructuras muy claras, con la Asamblea General, el Consejo de Seguridad y la Secretaría General. En Ginebra, en cambio, tienen su sede un gran número de organizaciones internacionales, algunas con tareas, mandatos y orígenes muy diferentes. Y también se celebran aquí ocasionalmente negociaciones de paz.

¿En qué organizaciones piensa, por ejemplo?

El espectro es amplio y abarca desde la Organización Mundial del Comercio (OMC) hasta la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y el Consejo de Derechos Humanos, pasando por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Mundial del Trabajo (OIT), hasta la ­Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI). También hay numerosas organizaciones no gubernamentales, como el Comité Internacional de la Cruz Roja. Alrededor de 100 organizaciones internacionales se encuentran aquí.

Debe haber una lucha continua en favor de los derechos humanos.
Michael von Ungern-Sternberg, Embajador de Alemania ante la ONU en Ginebra

¿Hay algún perfil que se pueda reconocer o la selección es producto del azar?

Ginebra es principalmente el centro de los objetivos de desarrollo sostenible (SDG) y los derechos humanos. Los principales temas que se tratan aquí son la ­salud, los asuntos humanitarios y sociales, que abarcan una gran parte de los SDG. Se considera a Ginebra como el centro operativo de las Naciones Unidas.

¿Esto lo convierte en un centro independiente de las Naciones Unidas?

Ginebra es parte de la gran familia de las Naciones Unidas. Sin embargo, algunas de sus organizaciones tienen órganos de toma de decisiones completamente independientes. Por ejemplo, la OIT, la OMS y la OMC. En otras palabras, Ginebra trabaja de manera complementaria a Nueva York, donde, para decirlo de manera sencilla, las cuestiones de paz y seguridad son más importantes que las cuestiones sociales, humanitarias y comerciales que se acaban de describir.

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¿Entonces para usted no desempeña un papel tan importante que Alemania sea miembro no permanente del Consejo de Seguridad desde principios de año?

No se puede decir así. Sin duda que la labor más inmediata en ese sentido se lleva a cabo en Nueva York. Sin embargo, Alemania se ha propuesto incluir en el Consejo de Seguridad otros temas, quizás más de lo que era habitual en el pasado, como los derechos humanos y la protección del clima, porque deseamos ampliar el concepto de seguridad. En los países donde no se respetan los derechos humanos, el riesgo de crisis es particularmente alto. Hay conexiones claras, que queremos transmitir con mayor firmeza al Consejo de Seguridad. Y dado que algunas de las organizaciones responsables tienen su sede en Ginebra, nuestra pertenencia al Consejo de Seguridad es, por supuesto, un reto. Queremos acercar ­Ginebra y Nueva York.

En cuanto a los derechos humanos, el Consejo de Derechos Humanos es criticado repetidamente por su debilidad o incluso por su cobardía. ¿Cómo ve usted al Consejo?

Nosotros no lo vemos de esa manera. Lo que está claro es que el cumplimiento de los derechos humanos debe ser una lucha constante. Por ello, ­hemos incluido la cuestión en nuestro programa de trabajo para los miembros no permanentes del Consejo de Seguridad. Pero describir al Consejo de Derechos Humanos como obsoleto e ineficaz me parece un error. Hace unos años, a raíz de una importante reforma, el Consejo de Derechos Humanos asumió la labor de la antigua Comisión de Derechos Humanos. Como resultado, el peso relativo del mundo occidental en ese tema ha disminuido un poco. Esto dio pie a algunas críticas.

¿Una crítica que usted no comparte?

Creo que la opinión predominante en Ginebra es que desde entonces el Consejo de Derechos Humanos ha adquirido mayor credibilidad y autoridad. Hoy tenemos mecanismos que no existían en ese momento y que contribuyen a mejorar la situación de los derechos humanos en todo el mundo.

¿Cómo cuáles?

Por ejemplo, el Examen Periódico Universal (EPU). El “Universal Periodic Review“ es un proceso de examen que existe desde 2007 y al que todos los países deben someterse a intervalos periódicos. Alemania es examinada aquí tanto como Camboya o Ruanda, China, Arabia Saudita o Estados Unidos. Alemania fue sometida a examen en 2009, 2013 y, por último, en 2018. Las posibles violaciones de los derechos humanos se investigan muy de cerca, por ejemplo, en relación con los migrantes, la igualdad de género y otras. Y en el próximo examen, el país respectivo también debe rendir cuentas de lo ha avanzado desde el examen anterior.

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Sin embargo, Estados Unidos han dado la espalda a la comisión...

Nosotros lamentamos profundamente el escepticismo acerca de las estructuras multilaterales, el cual Alemania tampoco comparte en absoluto. Sin duda, hay margen para seguir mejorando la labor del Consejo, pero en su forma actual es un importante progreso en comparación con el pasado. También es interesante observar que, aunque EE.UU. se ­retiró el Consejo, sigue participando en el procedimiento del EPU.

Pero las dudas básicas del Gobierno estadounidense acerca de las Naciones Unidas continúan, como lo demuestra su política frente al acuerdo climático o al tratado con Irán.

Tenemos una opinión diferente al respecto. Creemos que las organizaciones multilaterales son hoy más necesarias que nunca. Por supuesto, deben ser eficaces y tener credibilidad política. Pero sin ellas no podemos superar los grandes problemas de nuestro tiempo. No podemos hacerlo bilateralmente. Trabajamos con nuestros socios de todo el mundo para fortalecer los foros multilaterales y encontrar respuestas a las cuestiones más apremiantes de nuestro tiempo.

La Sociedad de las Naciones fracasó en su momento y su sede estaba justamente en Ginebra. ¿Percibe por ello usted un particular interés por la continuidad de las Naciones Unidas, especialmente ahora que el multilateralismo está ­sometida a presión?

Seguimos trabajando con normalidad porque Alemania cree firmemente que no hay alternativa a la cooperación internacional. Para ello necesitamos paciencia y pruebas de que las instituciones de las Naciones Unidas son importantes y pueden contribuir a los grandes objetivos de paz y seguridad, progreso económico y respeto de los derechos humanos.

También hay tensiones con Estados Unidos en ­relación con el comercio mundial. La OMC tiene su sede en Ginebra. ¿Qué papel desempeña en ­este conflicto?

Un papel muy importante. En nuestra opinión, Estados Unidos ha impuesto –erróneamente a nuestro juicio– aranceles a la importación de acero. Esto es contrario a las normas y al espíritu de la OMC. Las conversaciones para resolver este conflicto comercial se mantienen a muchos niveles, incluso aquí en Ginebra, de forma directa o paralelamente a la OMC. La UE, incluyendo Alemania como la mayor economía europea, intenta ejercer una influencia moderadora sobre Estados Unidos. Alemania también trabaja intensamente en la búsqueda de soluciones con China en el marco de la OMC, por ejemplo, para un mejor control de los subsidios estatales o contra la transferencia forzada de tecnología. Aquí tenemos una preocupación común con Estados Unidos.

Estados Unidos también critica a la propia OMC y duda de su legitimidad.

Es cierto. Estados Unidos critica en particular al Órgano de Apelación en los procedimientos de ­solución de diferencias de la OMC, a los que puede recurrir cualquier país miembro si considera que se han violado las normas comerciales internacionales. Sus decisiones son vinculantes en cuanto a los hechos. Estados Unidos acusa al organismo de haberse arrogado poderes que no le corresponden. Por eso bloquea el nombramiento de los jueces. Si esta práctica no termina pronto, en un futuro próximo el Órgano de Apelación se quedará sin jueces. Entonces colapsará la instancia de apelación y no concluirá el proceso.

¿Qué puede hacer usted al respecto?

Hemos elaborado propuestas en el marco de la UE y las estamos negociando con Estados Unidos. El fin del Órgano de Apelación constituiría una grave amenaza para el libre comercio mundial basado en normas, ya que muchas controversias ya se han resuelto allí.

Entre el comercio mundial y la crisis de los refugiados, los derechos humanos y las epidemias mundiales: ¿cuál es el acento especial alemán en Ginebra?

Intentamos hacer una contribución constructiva en muchos ámbitos porque, como he dicho, consideramos que los factores de seguridad “blandos” son importantes y actualmente se trabaja en ellos en Ginebra. Dada la situación mundial, es obvio que tenemos que hacer más en términos de prevención. Alemania es ya el segundo mayor donante bilateral en el ámbito de la ayuda humanitaria. Colaboramos intensamente con unas 20 a 30 organizaciones en Ginebra.

¿Puede prever ya los temas más importantes que le ocuparán en los próximos meses?

Nunca se sabe con seguridad. La ONU es un reflejo del mundo y la situación mundial actual es bastante turbulenta. No cabe duda de que seguirán manteniéndonos en alerta las cuestiones comerciales y la situación en Yemen, donde se vive una crisis humanitaria inimaginable. Afortunadamente se registran algunos progresos aquí. Los avancen de las negociaciones en Suecia a finales de 2018 deben continuar ahora. Nosotros, en Ginebra, y los alemanes, somos sin duda solo una parte de los acontecimientos, pero queremos contribuir a salvar la vida de muchas personas.

¿Qué es lo que personalmente le atrae de este cargo en Ginebra?

La variedad de temas y tareas, que supone un ­desafío cotidiano. Desde Ginebra, podemos influir en el destino de muchas personas de una manera muy concreta y positiva. Esto es particularmente evidente en temas como la salud, los refugiados o la ayuda humanitaria en zonas de conflicto.

Entrevista: Friederike Bauer

© www.deutschland.de

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