Liderar con los pies en la tierra

De joven, Carina Lerch hizo sus primeras patrullas en Marburgo, y ya en su primera noche de servicio tuvo que enfrentarse a un accidente mortal en la autovía de la ciudad. “Es algo que nunca olvidaré”, asegura. Hoy, casi tres décadas después, esta mujer de 47 años dirige el departamento de operaciones en la región de Mittelhessen y está al frente de unos 2.000 agentes, desde unidades de tráfico y seguridad ciudadana hasta la policía criminal. “Nuestra misión es garantizar la seguridad. “Defendemos los derechos fundamentales”, resume Lerch sobre el trabajo policial. 

Una diversidad tan amplia como sorprendente 

Al principio, Lerch se planteaba estudiar Magisterio o Derecho, pero cambió de idea tras una conversación con una agente que le describió con entusiasmo todo lo que ofrecía la carrera policial. “Unidades a caballo, perros policía, helicópteros, lanchas... esa variedad me dejó fascinada”, recuerda Lerch. Tras estudiar en Kassel y pasar por distintos destinos en la policía de seguridad, la policía criminal y un grupo de investigación contra el crimen organizado, hizo un máster en la academia de policía de Münster para prepararse para puestos de mando. Después estuvo al frente, entre otros cargos, de un comando de intervención rápida y del departamento de prensa de la policía de Fráncfort.  

Comprometida con la neutralidad 

“He dirigido muchas situaciones delicadas, incluidas algunas con secuestros”, comenta Lerch con serenidad, y añade: “Por lo general, me gusta liderar desde el terreno.” Es decir, prefiere estar en las calles antes que quedarse en el centro de mando. “Eso me ayuda a captar mejor el ambiente y el ritmo de los acontecimientos.” De vez en cuando, se sube a una patrulla de forma deliberada: “Eso te da una visión real de las cosas.” Y con ello, también viene la experiencia de que no todo el mundo ve a la policía con buenos ojos. Especialmente en las manifestaciones, es frecuente que la frustración se dirija contra los agentes desplegados. “Nosotros somos neutrales. Nuestras ideas políticas las dejamos en casa; estamos aquí para asegurar que se cumpla la ley y mantener el orden”, destaca Lerch. 

Lerch también sabe bien lo que implica enfrentarse a los riesgos de esta profesión. Durante su primer año sobre el terreno, vivió un momento crítico cuando un agresor la amenazó con un cuchillo en el aeropuerto de Fráncfort. La detención fue un éxito, gracias al trabajo en equipo. “Fue una lección sobre lo importante que es el compañerismo en nuestro trabajo.” Lerch practica jiu-jitsu, un arte marcial japonés, y entrena con frecuencia en el campo de tiro. Aun así, se encarga de desmontar algunos tópicos del género policiaco: “Por lo general, se subestima la cantidad de papeleo y de horas que pasamos revisando informes.” 

Aún hay pocas mujeres en los puestos de mando 

Fuera del trabajo, Carina Lerch es madre de una niña. Tras el nacimiento de su hija, se acogió al permiso parental y regresó primero a tiempo parcial, convencida de que en la policía es posible compaginar familia y carrera profesional. Al mismo tiempo, lo tiene claro: aún queda camino por recorrer en la promoción de mujeres a puestos de responsabilidad”. Hoy, muchas compañeras jóvenes la ven como un referente y acuden a ella en busca de consejo. ¿Qué es lo que la impulsa? “Me gusta trabajar al servicio de las personas”, afirma Lerch.