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Por qué religión y democracia tienen que ver entre sí más de lo que uno cree

La religión, a partir de los individuos, forma una sociedad

Agatha Ogochukwu Chikelue, 03.12.2019
Großimam und Papst VAE
© dpa

La democracia y la religión tienen el mismo objetivo: el bienestar del pueblo. Llevar a la práctica los deseos de los ciudadanos y apoyarlos para que vivan libres y felices en su país es la esencia de la democracia. La religión, por su parte, es un catálogo de reglas que guía a las personas para que puedan vivir en armonía juntas en una sociedad. Si la democracia no logra garantizar el bienestar de los ciudadanos, ha fracasado. Lo mismo sucede con la religión: si traiciona sus principios, se convierte en una tiranía y un instrumento de destrucción. Cuando hablamos de justicia, nos referimos a que el Gobierno debe asegurar las necesidades básicas de los ciudadanos. Del Gobierno esperamos que haga lo correcto, que sea eficaz y eficiente. Lo mismo vale para la religión. La justicia es uno de los principios básicos de la religión: tratar a todos los seres humanos con equidad e igualdad, no favorecer ni discriminar a nadie. La religión, a partir de los individuos, forma una sociedad. Nos enseña que todos somos hijos de Dios y que nadie es mejor que otro. Si queremos construir una democracia, es esencial que las mujeres formen parte de ella. A veces, las instituciones religiosas o estatales ni siquiera les enseñan a escribir, algo imprescindible para que estén informadas sobre sus derechos. Sí, soy una monja católica, pero también soy ciudadana de Nigeria. Puedo elegir al Gobierno y criticarlo si no logra garantizar la igualdad. Algunas personas no entienden la relación entre religión y democracia. Dicen: hermana, eres monja, no debes hablar de política. Pero, por supuesto, tengo el derecho de reclamar que el Gobierno rinda cuentas. Veo muchas ventajas en la democracia, pero también veo debilidades. ¿Tienen otras sociedades enfoques diferentes para promover la libertad, la dignidad y la igualdad? Si así es, debe­ríamos aprender de ello. Para promover la paz, necesitamos tanto la religión como la democracia.

La nigeriana Ogochukwu Chikelue pertenece a la Congre­gación Católica de las Hijas de María, Madre de la Misericordia. Con conferencias y talleres quiere llamar la atención sobre cuán importantes son las mujeres como mediadoras en los procesos de paz y qué papel pueden desempeñar en conflictos entre grupos étnicos o religiosos. Ogochukwu Chikelue es vicepresidenta de la Global Women of Faith Peacebuilding de la ONG Religions for Peace, en Nigeria, y en agosto de 2019 participó en la Asamblea Mundial de esa organización, que se celebró en Lindau, Alemania.

© www.deutschland.de

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