Un kiosco que une a las personas

El 24 de diciembre, el barrio Bahnhofsviertel de Fráncfort suele tener mucho movimiento. En el kiosco Yok Yok, exactamente enfrente de la estación central de trenes, las puertas se abren y cierran de forma constante. Las personas se acercan, compran bebidas y permanecen de pie allí intercambiando algunas palabras. Algunas vienen de sus cenas navideñas con la familia, mientras que otras no tienen otro sitio al que ir. Pero también están aquellas que no celebran la Navidad o que acaban de conocer de qué se trata. 

La Navidad como evento social 

En el medio está Nazim Alemdar, dueño del kiosco más famoso del barrio, donde se vende cerveza, refrescos y cigarrillos. Sin embargo, lo que más hace es escuchar. “Feliz Navidad”, dice varias veces ese día. Alemdar es musulmán. La Navidad es irrelevante para su religión. Sin embargo, en su vida, no. Y desde hace décadas. “No veo la Navidad como un evento religioso, sino más bien social”, comenta. Una celebración que une a las personas, en la que se dan regalos y se visita a seres queridos o, al menos, se piensa en otros. “No se trata simplemente de ser feliz”, afirma Alemdar. “También es bonito hacer felices a otras personas”. La felicidad se comparte. 

Un kiosco como punto de encuentro 

Esta postura también caracteriza su mirada del barrio. En este marco, asegura que precisamente en las grandes ciudades es muy importante reunirse en Navidad. “Muchas personas no pueden visitar a sus familias y se quedan solas”. Así, los sitios como su kiosco se convierten en puntos de encuentro, donde se reúnen clientes habituales, turistas, personas sin familia y recién llegados. Algunos ni siquiera saben bien de qué se trata la Navidad. Alemdar les explica. “Para mí, la Navidad también es un momento de intercambio de información”, comenta riendo. Se conversa sobre costumbres, comida, familias. Y también sobre lo solitarias que pueden ser las fiestas. 

Celebrar juntos las fiestas religiosas 

La postura de Alemdar puede observarse también al momento de romper el ayuno de ramadán. En el año 2025, volvió a organizar por novena vez la celebración en el Bahnhofsviertel junto a otros vecinos. Allí, más de 300 personas se sientan en mesas largas al aire libre: empresarios al lado de personas sin hogar, cristianos junto con musulmanes, creyentes con no creyentes. Todos son bienvenidos.