¿Dónde paseaba Kafka?
Aquí vivieron y escribieron autoras y autores de habla alemana – un viaje a los lugares que inspiraron sus obras.

Autoras y poetas alemanes relatan en sus historias viajes a tierras lejanas y mundos de fantasía, lo cotidiano y lo extraordinario por igual. Pero ¿dónde encontraron ellos su inspiración?

Franz Kafka en Berlín

Franz Kafka pasó la mayor parte de su vida en Praga, pero en 1923 se mudó a Berlín por amor. Junto a su pareja, Dora Diamant, paseaba “por las tranquilas avenidas otoñales” del barrio de Steglitz, tomaba algo con amigos escritores en el Café Josty o se resguardaba del frío en el invernadero tropical del Jardín Botánico. En Berlín aspiraba, por fin, a vivir con libertad – pero tuvo que marcharse por problemas de salud.
Thomas Mann en Lübeck

Thomas Mann alcanzó fama mundial con obras como “La montaña mágica” (1924) y su primera novela, “Los Buddenbrook” (1901). La historia gira en torno a una familia de comerciantes de Lübeck – la suya propia le sirvió de inspiración. Por esta novela recibió en 1929 el Premio Nobel de Literatura. Quien quiera seguir sus primeros pasos encontrará en Lübeck numerosos lugares que remiten a la vida y obra de Mann.
Cornelia Funke en Dorsten

Desde hace más de 20 años, los mundos de fantasía de Cornelia Funke han cautivado a lectores de todo el mundo. Su trilogía Corazón de tinta, en la que los personajes de los libros cobran vida al ser leídos en voz alta, se ha publicado en más de 20 idiomas. Funke creció en Dorsten, en Renania del Norte-Westfalia, y de niña visitaba cada semana la biblioteca local, construida sobre pilotes – para ella era como una casa en un árbol. Hoy en día, tanto la biblioteca como Funke están en otros lugares – pero una asociación sigue invitando a los amantes de los libros a leer en la “casa del árbol”.
Goethe y Schiller en Weimar

Al principio no se soportaban, pero con el tiempo se hicieron amigos: Johann Wolfgang Goethe y Friedrich Schiller. En el punto álgido de sus carreras, ambos se trasladaron a Weimar, en Turingia. Allí vivieron hasta su muerte y se inspiraron mutuamente. “Me ha devuelto una segunda juventud y ha vuelto a hacer de mí un poeta”, escribió Goethe a Schiller en 1798. Hoy, el Museo Nacional Goethe o la casa de Schiller transportan a los visitantes a la época del Clasicismo de Weimar.
Hermann Hesse en Calw

En Siddhartha (1922), Hermann Hesse reflexiona sobre el sentido de la vida – un libro que le dio fama internacional. En su ciudad natal, Calw, en Baden-Wurtemberg, un monumento conmemora sus comienzos. Hesse mantuvo toda su vida un vínculo con su ciudad: “Cuando como poeta hablo del bosque o del río, del valle verde, de la sombra de los castaños o del aroma de los abetos, me refiero al bosque que rodea Calw.”
Annette von Droste-Hülshoff en Meersburg

Annette von Droste-Hülshoff está considerada, con obras como “El haya del judío” (1842), una de las poetisas más importantes del siglo XIX en Alemania. Pasó sus últimos años de vida junto a su hermana en el castillo de Meersburg, a orillas del lago de Constanza. En Meersburg compró el Fürstenhäusle, una pequeña casa para uso propio, pero murió en 1848 en el castillo, que hoy puede visitarse como museo.