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“Los usuarios tienen voz y voto en lo que se debate”

Entre la participación y el discurso del odio: la forma en que discutimos en las redes sociales tiene importantes consecuencias para nuestra convivencia. 

Luca Rehse-KnaufLuca Rehse-Knauf , 14.05.2025
La cultura del debate in internet: a menudo poco constructiva
La cultura del debate in internet: a menudo poco constructiva © AdobeStock / Gpoint Studio

La libertad infinita de internet y las redes sociales tiene un precio: es también la libertad de los que incitan al odio, de los teóricos de las conspiración y de los troles. En los medios tradicionales como los periódicos o la televisión, los equipos de redacción deciden qué se publica. Por el contrario, las usuarias y los usuarios de las redes sociales deciden cada uno por sí mismo qué publican, comentan y comparten. Comunican y producen lo que quieren.  

Del discurso democrático al odio puro 

“El papel de los usuarios ha cambiado por completo”, afirma Jeanette Hofmann, profesora universitaria y directora de investigación del Instituto Alexander von Humboldt de Internet y Sociedad de Berlín. “Tienen mucho más poder para fijar la agenda. En otras palabras, tienen voz y voto en lo que se debate en público. Y su opinión influye realmente en la producción de noticias. Y es que los medios de comunicación profesionales vigilan muy de cerca sobre lo que se hace clic y cuánto tiempo pasan los lectores en un artículo o una publicación”. 

Jeanette Hofmann, politóloga
Jeanette Hofmann, politóloga © Bernhard Ludewig

Cualquiera puede dar su opinión en internet y participar en la comunicación pública, iniciar debates, criticar defectos o situaciones penosas o movilizarse por sus propias causas. En principio suena bien, muy democrático. Pero las posibilidades de internet también entrañan riesgos. En las plataformas, algoritmos desconocidos intervienen en la decisión sobre la difusión de las publicaciones y, por tanto, también de las opiniones. Los estudios demuestran que los contenidos provocadores e incendiarios reciben más clics: la cultura del debate corre el riesgo de embrutecerse. El discurso del odio es un fenómeno generalizado que afecta mucho más a las mujeres que a los hombres. Según Hofmann, esto tiene graves consecuencias para el discurso democrático. “En la literatura especializada se habla de efectos intimidatorios: las personas que observan cómo se acosa a otros se lo piensan dos veces antes de denunciar públicamente algo que puede ser polémico o si prefieren no involucrarse”. 

¿Cómo reacciona el órgano legislativo? 

¿Cómo pueden aprovecharse las oportunidades que brinda internet para una cultura del debate democrática y constructiva y minimizarse los riesgos? La política alemana ha identificado los retos: por ejemplo, la ley de aplicación de redes (Netzwerkdurchsetzungsgesetz) obliga a las plataformas a eliminar los contenidos ilegales. La ley de servicios digitales, aplicación alemana de la ley de servicios digitales de la UE, permite sancionar las infracciones sistemáticas de las normas. Y el Código Penal alemán sanciona la incitación al odio, el insulto y la difamación. Sin embargo, los límites entre libertad de expresión e incitación al odio son a veces difíciles de definir y la normativa en el mundo online es compleja.  

En última instancia, probablemente sea responsabilidad de cada uno vivir una cultura de la discusión y el debate democrática, porque, según Jeanette Hofmann, “la tecnología abre un espacio de posibilidades, pero son las personas quienes deben llenarlo”.