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Mejor juntos

La ONU celebra en 2025 su 80 aniversario. Alemania apuesta por una organización mundial fuerte. Pero se enfrenta a grandes desafíos.

14.10.2025
El ministro de Exteriores Johann Wadephul y Annalena Baerbock, presidenta de la Asamblea General de la ONU
El ministro de Exteriores Johann Wadephul y Annalena Baerbock, presidenta de la Asamblea General de la ONU © Picture Alliance / dpa

Las Naciones Unidas (ONU) han logrado sin duda grandes avances a lo largo de sus 80 años de historia. Nacida como respuesta a la guerra y la destrucción, la comunidad internacional ha contribuido a mejorar las condiciones de vida de millones de personas en todo el mundo mediante misiones de paz, acuerdos internacionales y programas de salud, educación y desarrollo.  

Pero en este aniversario, la ONU no está precisamente para celebraciones. Porque el mundo está revuelto y la organización que lo representa, inquieta. Las críticas llegan desde todos los frentes. El propio secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió recientemente que la organización está “bajo fuego”.  

Un regreso a los valores fundacionales 

Probablemente por eso, la ONU ha elegido como lema de la Asamblea General de 2025: “Better together”. En esa misma línea, el ministro alemán de Exteriores, Johann Wadephul, hizo un llamamiento para volver a los valores fundacionales de la organización. “Vivir en un mundo en el que se aplica la ley del más fuerte, las normas internacionales son obsoletas, los contratos solo son vinculantes para los débiles y la guerra es la continuación de la diplomacia con otros medios, sería sumamente negativo para toda la humanidad”, advirtió Wadephul en su discurso ante la Asamblea General de la ONU en Nueva York. “Un mundo como ese, en última instancia, estaría dominado por la violencia”.

Aumento de los retos 

Lo cierto es que la comunidad internacional se enfrenta a un número creciente de crisis y conflictos armados, desde Gaza y Ucrania hasta Sudán del Sur y la República Democrática del Congo. A esto se suma: los efectos del cambio climático, como sequías, lluvias torrenciales e inundaciones, son cada vez más evidentes, mientras la pérdida de biodiversidad sigue sin freno. En la lucha contra la pobreza, las agencias de la ONU han conseguido grandes avances tras décadas de trabajo, pero muchas regiones siguen atrapadas en la pobreza. La verdad es que a Naciones Unidas no le falta trabajo. Pero no está nada claro que vaya a poder hacer frente a todos estos desafíos. Porque algunos países se han alejado de la idea del multilateralismo.  

El Consejo de Seguridad, en el punto de mira de las reformas 

El Consejo de Seguridad de la ONU es incapaz de tomar decisiones en muchas cuestiones clave, en parte porque Rusia, como potencia con derecho de veto, bloquea cualquier intento de paz mientras sigue adelante con su guerra ilegal contra Ucrania. El desigual reparto de poder en el Consejo de Seguridad está en el centro de las críticas a la ONU: Países emergentes como Brasil o India siguen sin tener asiento en el principal órgano de la ONU, igual que todo el continente africano, Alemania o Japón.  

Así, a los miembros no permanentes solo les queda la opción de presentarse una y otra vez para obtener un asiento de dos años en el Consejo, como aspira a hacer Alemania para el periodo 2027-2028.  

También las misiones de los cascos azules, que en su día fueron símbolo de soluciones pacíficas, han perdido protagonismo. Actualmente, unos 60.000 soldados, policías y expertos militares están desplegados en misiones de la ONU; hace diez años, la cifra era casi el doble. Entre las razones: la falta de mandatos del Consejo de Seguridad, las dudas sobre su eficacia y la falta de financiación.  

Dificultades financieras 

De hecho, la ONU atraviesa una profunda crisis financiera. La ONU sufre un grave “problema de liquidez” por la falta o el retraso en el pago de las cuotas de sus Estados miembros, según advierte su responsable financiero, Chandru Ramanathan. Por ello, la organización se ve obligada a recortar presupuestos y suprimir puestos de trabajo. También las fuerzas de paz afrontan sus misiones con medios cada vez más limitados. Y por si fuera poco, Estados Unidos, principal aportante al presupuesto de la ONU, estudia la posibilidad de introducir nuevos recortes.  

Responsabilidad compartida 

En un mundo cada vez más sacudido por crisis de todo tipo, el papel de la ONU sigue siendo clave: no existe otra vía que el diálogo y la responsabilidad conjunta. Así lo entiende también el Gobierno alemán: “Apoyamos un orden internacional basado en normas, con unas Naciones Unidas fuertes en el centro, para afrontar los desafíos globales con soluciones globales”, resume el ministro de Exteriores, Johann Wadephul, al definir una constante de la política exterior alemana.